lunes, 27 de agosto de 2018

Día 7: Yogyakarta - Isla Seraya

Buenos días a todos. Hoy madrugón para pillar un vuelo a las 7:30 de la mañana. El aeropuerto de Yogyakarta un chilanque muy cutre, pero de nuevo salimos con adelanto. Llegamos a Yakarta y como dos pepas nos vamos a comprar que aún no lo hemos ni catado. Mira que dije que no me iba a comprar ningún trapo aquí como hace 22 años que no se ni donde lo tengo, pero esta vez al menos lo puedo usar de chal. 

De Yakarta a Flores llegada, esta vez en gua y casi vacío, sin novedad. La ciudad principal Labuan Bajo destartalada, pero aquí se nota más el país que yo conocí en su día. Nos llevan al puerto, y por el camino me quedo más tranquila porque veo anuncios de cerveza, esto ya es otra cosa. El barco, tipo patera, que nos tiene que llevar a la isla, nos está esperando, pero vamos sin esperanza de que el hotel sea bueno. Después de Borneo, cualquier cosa te esperas. 

El embarque un horror. A un metro por debajo del muelle, me cago en todo y me pregunto cómo coño voy a bajar. Nos ponen una escalera de madera de albañil, la cosa mejora por momentos, los cojones. Como tengo que bajar sentada y hacia adelante no me cabe el culo en la escalera, total que me pego el hostión. Como me da la risa, entre tres maromos no me pueden levantar. Olga se parte, menos mal que no tiene la cámara a mano. Al final embarco, y la pregunta del millón, a ver cómo coño me bajo de aquí. 

El camino a la Isla espectacular y no damos crédito cuando vemos el hotel. Precioso, idílico, maravilloso, indescriptible. El desembarco, Normandía se queda en nada, vemos que hay que volver a saltar por las cubiertas, pero al final como ven a la abuela inválida, se quita el barco de delane y me dejan espacio libre. Menos mal. 

Aquí el fondo marino que se ve sin gafas es brutal. 

Llegamos a recepción y resulta que se han liado y no hay habitación con dos camas. Después de mucho relatar, nos ofrecen ponernos una cama supletoria porque no van a tener habitación con dos camas, ni hoy, ni mañana. Aceptamos susto, pero yo me cocino en mi salsa y cada vez me reboto más. Escribo correo a la agencia de Madrid, adjuntando la reserva que tengo con la petición de las dos camas y enviamos whatapp a nuestro corresponsal en Bali, pero es domingo. A mi de Madrid me contestan enseguida pero Catai no esta tampoco el domingo salvo para urgencias y esto no es una urgencia. 

La cena es Indonesia, hasta las narices para mi, pero Olga encantada. Al menos hay cervezota y después una copa y de muete lenta. Así dormimos 11 horas y ATPC. 

A pesar de todo ha sido un buen día y con una puesta de sol muy bonita, eso sí en lo alto y con escalones. Y aquí hay que descalzarse para todo, pero yo no puedo andar descalza salvo en la playa, así que cojeo y me hago la tonta.








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