viernes, 31 de agosto de 2018

Día 12: Bali

En el día de hoy hemos hecho otro recorrido por la isla. Atascazo monumental de nuevo. Lo primero hemos ido a ver las Danzas Balinesas. A mi estas cosas no me gustan demasiado, pero para verlo aquí pues no está mal. Mucho colorido. 


Más tarde tres aldeas, una para ver cómo hacen joyas, otra para ver cómo hacen pinturas y la última para ver cómo tallan la madera. La verdad es que ha resultado un poco turistada.

Después una de las joyas del día, las Terrazas de las plantaciones de arroz en Tegagalang. Paisaje muy típico balines.




En estas terrazas que para mi son lo mejor de Bali, no se les ha ocurrido otra cosa que poner una especie de columpios para ver la vista, y ademas puedes ir enganchado a un cable de un extremo al otro.

Otra vez en Kintamani a ver el lago volcán Batur. Hoy se ve mejor pero sin lanzar cohetes.


Para terminar, el Templo de Tirta Empul. Muchísima gente, pero muy bonito.







En estos templos si llevas pantalones del largo que sean, te ponen una especie de pareo de estos que usan aquí los hombres. Y hay que ver que maña se dan. 

Día 11: Bali

Hoy nos toca recorrido en 4x4 y madrugón. Aquí en Bali hay unos atascos horrorosos, como en la M-40 y con semáforos. Está bastante lleno de gente, pero lo bueno es que no hace demasiado calor.

Directamente vamos al mercado, con muchas flores y también fruta y comida. Muy vistoso pero con muchas moscas. Lo normal en los mercados de estos países en vías de desarrollo. Por supuesto hay que regatear. 







Aquí en Bali son hindúes, por eso aquí sí que comen cerdo y hay muchas flores para las ofrendas. Hay muchísimos templos. 



Después hemos ido dando tumbos por unos paisajes espectaculares con plantaciones básicamente de arroz. Aquí el arroz depende del agua de los manantiales de las montañas, no del agua de lluvia.





En una de las aldeas, un lugareño se ha subido a un cocotero para coger sidra de coco, que francamente no estaba demasiado buena. En otra hemos probado diferentes cafés y tés aromátizados, y también hemos visto el animalillo, la jineta, a partir del cual se produce el Café Luwat.

Al salir entre los andurriales el conductor no podía meter primera, el 4x4 es de mediados del siglo pasado por lo menos, pero junto con otro conductor y una llave inglesa lo han arreglado.  

Hemos comido en el Lakeview Café en Kintamani, donde se encuentra el lago volcán Batur, pero estaba todo cubierto. Mañana vamos a volver, a ver si se ve mejor.

Por último hemos visitado el Templo de Bubung Renteng con muchas estatuas cubiertas de musgo.



Para terminar un masaje, que nos ha venido muy bien, pero hemos llegado muy cansadas al hotel. Hemos salido a cenar a un restaurante francés que francamente ha estado muy bien.

La verdad es que ha sido un día muy interesante.




miércoles, 29 de agosto de 2018

Día 10: Labuan Bajo - Bali

Hoy hemos dormido mogollón de horas, con lo cual estamos muy descansadas. Mi pie totalmente deshinchado. Tengo un día de lo más tonto y no se por qué ayer no nos llevaron por la tarde a Bali. Este hotel no está mal, pero hay poco que hacer en general y además está en obras. El desayuno horroroso y mira que prometía porque la cena estuvo bien. 

Hemos intentado ir al pueblo destartalado que está como a 5 minutos en coche, pero ya a las 9 de la mañana hacia un calor espantoso. Y total para ver tiendas de motos, pues nos hemos quedado tiradas al fresco.





Muy bonito pero una mañana perdida. En este país perder tiempo es lo normal porque es complicado llegar a algunos sitios, y encima el cambio horario tampoco ayuda.

Cuando dejemos la habitación tendremos lío porque no llevamos casi rupias, pero es que el cambio aquí no es bueno. Solo se puede pagar en rupias y para pagar con tarjeta se requiere un mínimo de 500.000 RP, unos 30 € al cambio. Ya os contaré. Al final no ha pasado nada porque entre la comida y la cena hemos superado los 500.000 RP.

El vuelo de Bali ha salido con adelanto, y hemos llegado muy bien. El aeropuerto desconocido claro, ha pasado mucho tiempo. El hotel precioso, y la habitación tremenda.

martes, 28 de agosto de 2018

Día 9: Isla Seraya - Parque Nacional de Komodo - Labuan Bajo

Hola de nuevo, para empezar he visto tres comentarios anónimos que no sé de quién son, y Pepe el municipal y el hijo de la Ines tampoco se quien coño son. Hoy hemos salido del hotel muy ilusionadas para encontrarnos con nuestro amigo el Dragón de Komodo en la Isla de Rinca. Después de 3 horas de barquito, otra vez embarque heavy con tocadito de culo y todo, hemos llegado a un sito remoto para ver los dragoncitos.

Haciendo un inciso, ATPC para los que se están metiendo con mi recuperación. 

Siguiendo con el relato llegamos a la entrada del parque, y por cierto hace un calor impresionante. No sabemos muy bien que nos vamos a encontrar. Nos ofrecen 3 posibles recorridos, uno corto, otro medio y otro largo. A mi me recomiendan el corto que son 3 km, no es muy difícil pero a estas alturas ya es un récord para mi. Poco después de entrar hemos alucinado en colores. 

El dragón de Komodo es un animal endémico y amenazado del que sólo quedan unos 5.000 ejemplares repartidos básicamente en cinco islas. Con el fin de protegerlo, lo mismo que a la fauna, flora y áreas marítimas de la región, se creó en 1980 el Parque Nacional de Komodo, mas tarde declarado Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera. En la isla de Rinca se realizan visitas guiadas en grupos de cinco turistas. El ranger va armado con una larga vara en forma de Y para auyentar al dragón que quiera acercarse más de la cuenta.







No ha sido un recorrido difícil pero el animalito impone. Las hembras pueden llegar a poner hasta 30 huevos. Y los cabrones de los machos se los comen. Se creerá que no son suyos o algo así.



Aquí una foto un poco comprometida, intentando darse el lote.



La visita ha sido muy interesante porque el bicho es muy rarito. Normalmente están a su bola y no suelen atacar. Estos de las fotos medirán como 2 metros.

En el recorrido de vuelta otra vez snorkel pero saltando desde la barca. Imposible para mi sobre todo para subir. De todos modos el equipo que nos han dejado era una mierda.

Después a Labuan Bajo, ciudad destartalada de Flores a pasar la noche. He desembarcado muy dignamente esta vez. El hotel está muy bien con vistas desde la novena planta. Y mañana toca Bali.

lunes, 27 de agosto de 2018

Día 8: Isla Seraya

Aquí seguimos en el paraíso. Después de tanto dormir, yo he perdido mi actividad acelerada, Barreiros me llama Olga, y me he levantado lenta. Ya le he dicho a Olga que aproveche porque estas mañanas lentas en mi son muy raras. 

He desayunado dos cafés de estos con posos y algo me han despertado, pero zumo de naranja no había, solo guarradas tropicales y como que el zumo de sandía no me va. A continuación hemos visitado el Dive Center para pillar gafas, Olga aletas porque para mi no hay y chaleco para mi porque hay erizos y no puedo plantar el pie, así voy flotando. 



Al pasar por recepción nos dicen que nos cambian a una habitación con dos camas. Después de llamar a todo el mundo, hoy milagrosamente se ha quedado libre una habitación. En Bali, que es donde está nuestro corresponsal nos han dicho que ha sido un fallo del hotel, porque en la reserva está claro lo de las dos camas. 

Aquí estamos ahora en la tumbona, Olga ha hecho ya snorkel y dice que es impresionante lo que hay, así que me tendré que meter a verlo. 



Hemos comido genial, a ver si la cena es igual. De nuevo a la tumbona. Al poco rato vienen a decirnos que nuestra nueva habitación está lista, así que nos cambiamos y así ya lo tenemos todo hecho. La nueva habitación muy mona pero las camas muy pequeñas, era mejor la otra, pero claro no íbamos a decir que no después de la que hemos montado. El baño está al raso, es bonito, pero con tanto bicho ...



He intentado hacer snorkel y no he podido, una pena. La cena fatal, como además hemos comido mucho pues no tenemos casi ganas. Desde luego la comida está dejando mucho que desear. Yo la otra vez comí mucho mejor. Mañana Komodo. 




Día 7: Yogyakarta - Isla Seraya

Buenos días a todos. Hoy madrugón para pillar un vuelo a las 7:30 de la mañana. El aeropuerto de Yogyakarta un chilanque muy cutre, pero de nuevo salimos con adelanto. Llegamos a Yakarta y como dos pepas nos vamos a comprar que aún no lo hemos ni catado. Mira que dije que no me iba a comprar ningún trapo aquí como hace 22 años que no se ni donde lo tengo, pero esta vez al menos lo puedo usar de chal. 

De Yakarta a Flores llegada, esta vez en gua y casi vacío, sin novedad. La ciudad principal Labuan Bajo destartalada, pero aquí se nota más el país que yo conocí en su día. Nos llevan al puerto, y por el camino me quedo más tranquila porque veo anuncios de cerveza, esto ya es otra cosa. El barco, tipo patera, que nos tiene que llevar a la isla, nos está esperando, pero vamos sin esperanza de que el hotel sea bueno. Después de Borneo, cualquier cosa te esperas. 

El embarque un horror. A un metro por debajo del muelle, me cago en todo y me pregunto cómo coño voy a bajar. Nos ponen una escalera de madera de albañil, la cosa mejora por momentos, los cojones. Como tengo que bajar sentada y hacia adelante no me cabe el culo en la escalera, total que me pego el hostión. Como me da la risa, entre tres maromos no me pueden levantar. Olga se parte, menos mal que no tiene la cámara a mano. Al final embarco, y la pregunta del millón, a ver cómo coño me bajo de aquí. 

El camino a la Isla espectacular y no damos crédito cuando vemos el hotel. Precioso, idílico, maravilloso, indescriptible. El desembarco, Normandía se queda en nada, vemos que hay que volver a saltar por las cubiertas, pero al final como ven a la abuela inválida, se quita el barco de delane y me dejan espacio libre. Menos mal. 

Aquí el fondo marino que se ve sin gafas es brutal. 

Llegamos a recepción y resulta que se han liado y no hay habitación con dos camas. Después de mucho relatar, nos ofrecen ponernos una cama supletoria porque no van a tener habitación con dos camas, ni hoy, ni mañana. Aceptamos susto, pero yo me cocino en mi salsa y cada vez me reboto más. Escribo correo a la agencia de Madrid, adjuntando la reserva que tengo con la petición de las dos camas y enviamos whatapp a nuestro corresponsal en Bali, pero es domingo. A mi de Madrid me contestan enseguida pero Catai no esta tampoco el domingo salvo para urgencias y esto no es una urgencia. 

La cena es Indonesia, hasta las narices para mi, pero Olga encantada. Al menos hay cervezota y después una copa y de muete lenta. Así dormimos 11 horas y ATPC. 

A pesar de todo ha sido un buen día y con una puesta de sol muy bonita, eso sí en lo alto y con escalones. Y aquí hay que descalzarse para todo, pero yo no puedo andar descalza salvo en la playa, así que cojeo y me hago la tonta.








domingo, 26 de agosto de 2018

Día 6: Yogyakarta

El día de los 400 escalones, y lo mismo alguno más.

Hoy ha sido un día genial, a pesar del madrugón. En este tema todos los días son iguales, despertador a las 5 de la mañana y luego todo el día recogidas en la calle.

Hemos empezado la visita por Templo Hindú de Prambanan. Se encuentra a 17 km de Yogyakarta. Al ser primera hora de la mañana tiene muy buena luz y hace un día estupendo para las fotos. Tal como lo recordaba, es impresionante.





Al acercarnos, veo muchos más escalones de los que recordaba. Son difíciles porque son muy altos y desiguales y voy muy despacio. Peor para bajar. El templo es una maravilla, patrimonio de la humanidad desde 1991. 



Cuatro puertas llevan al centro del patio principal donde se encuentra una línea de tres templos dedicados a Shiva, Vishnu y Brahma. En una segunda línea cada uno de ellos tiene en frente un templo mas pequeño dedicado a su montura: el toro Nandi, el hombre alado Garuda y el cisne Angsa; y a los lados, entre estas dos líneas, hay dos templos dedicados a Trimurti y Vahana. Además en las esquinas del recinto y en el punto medio de cada uno de sus lados hay distribuidos ocho santuarios que albergan representaciones de lingams.

El templo de Shiva, de 47 m de altura, es el principal y el mayor de los templos. A su lado los de Vishnu y Brahma se elevan hasta los 33 m. Los tres están decorados con relieves que narran historias del Ramayana y el de Vishnu contiene una estatua del dios en su interior. Los templos dedicados a las cabalgaduras son más pequeños y solo se conserva la estatua de Nandi. Cuatro filas de cuadrados rodeaban el patio central con 224 santuarios  idénticos, la mayoría de los cuales fueron víctimas de un gran terremoto hace más de un siglo y están actualmente en ruinas.



Toda la visita subiendo y bajando con la pata arrastras. Aunque es temprano hay bastante gente.


A continuación hemos visitado El Kraton o Palacio del Sultán, formado por amplios patios, pabellones y salones, convertido en museo con objetos pertenecientes al Sultán. A mi no me ha parecido demasiado interesante y me recuerda mucho a otros edificios distribuidos por el sureste asiático.





Después nos han llevado a Tamansari o Castillo del Agua, que más bien son unas piscinas para el Sultán. Es bastante pequeño pero muy bonito.





Dentro del recinto del Palacio del Sultán y del Castillo del Agua hay un teatro de sombras protagonizado por marionetas, que suele acompañarse de un gamelan, orquesta tradicional javanesa que incluye gongs y timbales de bronce, platillos, xilófonos y flautas de bambú, y diversos instrumentos de percusión, cuerda y viento que tocan una quincena de músicos sentados en el suelo. Junto a ellos, cuatro mujeres cantan con entonaciones operísticas. Las marionetas, hechas de cuero y piel de cabra, son dirigidas por el dalang, quien desde su silla detrás de la pantalla donde se proyectan las sombras da vida a sus brazos móviles, da voz a todos los personajes y además dirige la orquesta.

Como no podía ser de otra manera, hoy ha tocado de nuevo comida indonesia, pero esta vez estaba todo muy bueno y hemos podido disfrutar de la comida y de la cerveza. He preguntado al guía que de donde viene aquí la religión musulmana, la respuesta es un poco simple. Como les perecía que el budismo y él hinduismu eran muy complicados, pues se convirtieron al Islam, vamos con un par.



Por la tarde con la fresca toca el Templo Budista de Borobudur, a contraluz y con 200 escalones cada uno de un tamaño. Alucinante la vista de todo el conjunto. Está a 40 km de Yogyakarta y es el templo budista más grande del mundo.



Se cree que el conjunto fue construido por la dinastía Sailendra, entre 750 y 850, y abandonado tras el siglo XIV seguramente debido al declive del budismo y del hinduismo en favor de la creciente expansión entre los isleños al Islam. Durante cientos de años estuvo cubierto por ceniza volcánica y vegetación, hasta su descubrimiento en 1814 por Thomas Stamford Raffles, gobernador británico de Java y fundador de la colonia de Singapur.



Borobudur es, visto desde el cielo, un enorme mandala que representa la cosmología budista y la naturaleza de la mente. La base es un cuadrado de 118 m de lado, sobre la que se elevan nueve plataformas, las seis inferiores cuadradas y las restantes circulares. En las plataformas superiores setenta y dos pequeñas estupas rodean una central más grande. Cada una de estas estupas, en forma de campana y con huecos que dejan ver en su interior, contiene una imagen de Buda con las piernas cruzadas en posición de flor de loto. En total hay más de quinientas representaciones de Buda distribuidas por todo el complejo.





Además de las estupas llaman la atención los más de 2.600 relieves que ocupan una superficie de 2.500 m2 y cuentan la historia de Sudhana y Manohara, Se trata de una serie de fábulas cortas con moraleja que explican una de las etapas de la vida de Buda en su proceso por alcanzar la iluminación.



Para terminar la vista de hoy, en los alrededores de Borobudur, dos pequeños templos con pocos escalones. Pawon y Mendut.




Al final nos hemos quedado en el centro comercial de ayer porque queríamos cambiar dinero, que no hemos podido, y Olga quería cenar en un japonés que vimos. Como hay un Carrefour hemos entrado, por comprobar el pelaje básicamente. No nos ha sorprendido demasiado. El japonés al final no muy bueno, y con Coca Cola. Para volver al hotel hemos intentado pillar un taxi pero como no nos hacían rebaja, al final en un tuc tuc esta vez con moto. De nuevo turismo ecológico chupando humo de los tubos de escape, y entre todos los coches. Ahora lo mejor del día ha sido mi bajada del vehículo al llegar al hotel. Cojeando como una pepa. El vigilante de la puerta muerto de risa, y yo cada vez que me acuerdo me río y me duelen los riñones.

jueves, 23 de agosto de 2018

Día 5: Tanjung Puting - Pangkalanbun - Yogyakarta

Buenos días desde Borneo. Hoy hemos salido del zulo muy temprano y hemos embarcado saltando de nuevo por las cubiertas. A ver cuando se acaba este tema de los embarques y desembarques porque estamos hasta los cojones. Además es que todo el mundo te agarra y estamos llenas de cardenales. Que dura es la vida de turista. 

Al tajo, que no todo es negativo. El amanecer por el río ha sido mágico, no hay otro modo de expresarlo. Los ruidos muy característicos de los pájaros y los insectos, porque para los monos varios es muy pronto. Ha sido un paseo de dos horas y media hasta Kumai y luego a Pangkalabun. 



Al llegar a Kumai donde se desembarca, otra vez por las cubiertas, oímos mucho ruido de golondrinas, resulta que hay unos criaderos de nidos, y para que las golondrinas se acerquen y críen dentro, les ponen por megafonía unas grabaciones de sus cantos, más bien de sus chillidos. Estos nidos, se venden a 500 € el kilo para hacer la famosa sopa de nidos de golondrina.

Una vez en el aeropuerto, por decirlo de alguna manera, vemos en las noticias que ha habido otro terremoto al sur de la isla de Bali. Todo el mundo nervioso claro. De nuevo volamos en hélices, Olga lo ha definido como chicharra, que es más pequeño que el gua en el que volé a Estambul. La chicharra sin embargo, salió con un adelanto de 20 minutos. 

Una vez en Seraya en Java, en coche hasta Yogyakarta. Unas 3 horas. Cuando hemos llegado me he encontrado con una ciudad totalmente distinta a la que yo conocía, coches japoneses muy modernos, muchas motos y poquísimos tuc tuc. 

El hotel precioso, y bastante bueno. Después como no se podía cambiar moneda en el hotel, nos han mandado a un centro comercial cercano. Al salir del hotel había un viejuno con un tuc tuc de bicicleta, que nos ha echado el ojo. Al final nos ha llevado al centro comercial, nos ha esperado una hora y nos a traído de vuelta, todo por 50.000 RP que son como 3 €. Imaginaros las dos en el artefacto chupando humo a la altura de los tubos de escape de toda Indonesia. A esto se le llama turismo ecológico. Ha sido un momento culo importante. 

Hoy no hay mucha foto, así que os toca leer. Mañana subiré la entrada de los templos que me enrollaré largo y tendido.


miércoles, 22 de agosto de 2018

Día 4: Tanjung Puting

Yoli, pagas por esto, te gusta y mucho.

Fuera de coñas, el día de hoy ha sido largo y complicado, pero bestial todo. Nos hemos levantado muy pronto y ya a las 6:30 estábamos en el barco remontando el río. En el barco aparte de nosotras va el capitán, la cocinera, un chico para todo y el guía. Se va a ritmo más bien lento para disfrutar del paisaje. Aquí la selva ya es jungla. Hemos visitado dos zonas de orangutanes dentro del parque. A unos les hemos visto desayunar y a otros comer. 





Detalle de una planta carnívora 

Lo de salir del barco es espantoso para mi pie y para cualquiera que no sea de esta zona. Hay que saltar por las cubiertas y encima con la mochila, la cámara de fotos y demás. 

Cuando por fin te bajas del barco, pues resulta que lógicamente los orangutanes no están en la orilla. Hay que andar y aunque hay tramos con pasarela de madera, también hay que andar por la jungla. No es muy difícil, pero hay muchas raíces y hay que ir con cuidado. Con mi pie pues más difícil. 

En el primer sitio, llamado Pondok Tanguui, los orangutanes han venido a desayunar. Ha sido muy divertido, porque controlan la hora de la comida perfectamente, además se ven muy cerca. Después vuelta al barco atravesando de nuevo las cubiertas, comida, y siestazo aquí en la cama de cubierta. 





Por la tarde, en Camp Leakey, comida con los orangutanes, que está vez estaban mucho más lejos, así que caminata. 





Ahora ya de vuelta en proa, viendo más selva y más narigudos.





El día ha sido alucinante. Que pena que lo estropee todo el Eco Lodge de las narices, que mira que es malo. Eso si, con internet aunque debil.